Shawn Fain, presidente del sindicato United Auto Workers (UAW), ha decidido dar una nueva vuelta de tuerca para presionar a los Tres Grandes del motor de Estados Unidos. En una intervención transmitida este viernes a través de las redes sociales, Fain ha anunciado que la huelga se extiende a dos plantas de montaje adicionales, una de General Motors (GM) en Lansing (Michigan) y otra de Ford en Chicago (Illinois), que emplean a 7.000 trabajadores del sindicato. Con las nuevas fábricas, la huelga afecta a instalaciones que suman unos 25.000 empleados. El sindicato UAW tiene 146.000 afiliados en esos tres grupos en Estados Unidos.
El presidente del sindicato ha señalado que durante la última semana los interlocutores han estado “negociando día y noche”, pero que los progresos para lograr “un convenio récord que refleje los beneficios récord” de las tres empresas no han sido suficientes. La comparecencia de Fain se ha retrasado 25 minutos ante una oferta de última hora de Stellantis gracias a la cual se ha librado de esta ronda adicional de paros, según ha anunciado en una intervención desde Detroit, vestido con un polo rojo (el color de guerra de la huelga). La UAW planeaba llamar a la huelga también a una fábrica de Stellantis, pero esa oferta de último minuto, que no ha detallado, lo ha evitado.
“Quiero dejar claro que las negociaciones no se han roto. Todavía estamos hablando con las tres empresas. Y todavía tengo muchas esperanzas de que podamos llegar a un acuerdo que refleje los increíbles sacrificios y contribuciones que nuestros miembros han hecho durante la última década. Pero también sé que lo que ganemos en la mesa de negociación depende del poder que construyamos en el trabajo. Es hora de utilizar ese poder”, ha dicho Fain. “Por eso estoy llamando a otros 7.000 miembros de Ford y GM a la huelga a partir del mediodía de hoy”, ha añadido. Las dos fábricas afectadas son la de Ford en Chicago (Illinois), de donde salen el Explorer y el Lincoln Aviator y la planta Lansing Delta de GM en Lansing (Michigan), que monta el Buick Enclave y el Chevrolet Traverse.
Es un nuevo paso en su estrategia de presión selectiva y gradual en la que apuesta por mantener en vilo a las empresas hasta el último momento y premia y castiga a las compañías en función de las negociaciones. Fain anuncia con una mínima antelación quiénes se unen a la huelga en la que el sindicato reclama mejoras salariales, la supresión de la doble escala salarial y la garantía de una transición justa hacia el coche eléctrico.
La huelga empezó hace dos semanas con la paralización de una planta de General Motors en Wentzville (Misuri), que fabrica el GMC Canyon y el Colorado; otra de Ford en Wayne (Michigan), que monta el modelo Bronco y la camioneta Ranger, y una tercera de Jeep, de Stellantis, en Toledo (Ohio), de donde salen los modelos Gladiator y Wrangler. En total, emplean a unos 14.000 trabajadores. El pasado viernes llamó a plantarse a cerca de otros 6.000 trabajadores de 28 centros de distribución de Stellantis y GM repartidos por 20 estados, salvando de la quema a Ford por haber mostrado una mayor voluntad negociadora.
Durante esta semana, los trabajadores en huelga han recibido la insólita visita del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a un piquete de una instalación de General Motors en Belville (Michigan). “Manteneos firmes”, les pidió, megáfono en mano, al lado del propio Fain, que este viernes se ha referido a ello. “Quiero dejar clara una cosa sobre la histórica visita del presidente. El hombre más poderoso del mundo se presentó solo por una razón: nuestra solidaridad es la fuerza más poderosa del mundo. Cuando nos mantenemos unidos en la causa de la justicia económica y social, no hay nada que no podamos hacer”, ha dicho.
El miércoles fue Donald Trump el que dio un mitin en una fábrica de trabajadores no sindicados en Clinton Township, en las afueras de Detroit. Trump trató de ridiculizar a Biden y al coche eléctrico. El Detroit News asegura que algunos de los trabajadores que asistieron con pancartas de apoyo al expresidente con lemas como Los trabajadores sindicados con Trump o La UAW con Trump no eran en realidad ni trabajadores sindicados ni miembros de la UAW.
Para muchos trabajadores del sector, esta es la primera huelga en décadas. Por primera vez, además, el sindicato UAW ha decidido golpear a la vez a los Tres Grandes de Detroit, aunque de manera gradual y selectiva. Es un conflicto de los trabajadores por tratar de agarrarse a la clase media, de la que se ven expulsados mientras las compañías logran beneficios récord y pagan sueldos multimillonarios a sus primeros ejecutivos. Ha llegado después de años de pérdida de poder adquisitivo por la elevada inflación y por las concesiones que hicieron los trabajadores en plena crisis financiera, cuando la viabilidad de las grandes compañías estaba comprometida.
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