La Federación Española de Fútbol (RFEF) ha querido evidenciar con una importante puesta en escena que ha llegado a una entente cordiale con las futbolistas para que las jugadoras vuelvan a vestir la camiseta de España, esa con la que el 20 de agosto se proclamaron campeonas del mundo. Así se deduce de la convocatoria de la nueva seleccionadora, Montse Tomé, que ha citado a la mayoría de mundialistas y ha anunciado este lunes el regreso de futbolistas como Mapi León y Patri Guijarro, dos de las más beligerantes en la crisis de las 15, para los encuentros de la Nations League contra Suecia este viernes 22 y frente a Suiza el martes 26. En la lista, sin embargo, no está Jenni Hermoso, la delantera a la que besó sin su consentimiento el ya expresidente de la RFEF Luis Rubiales. “Comienza una etapa nueva”, ha expresado Montse Tomé, que sobre la ausencia de la delantera ha comentado: “Hemos creído que esta es la mejor manera de protegerla”. La federación y las futbolistas han acercado posturas en las últimas horas acerca de las reivindicaciones de las deportistas para mejorar sus condiciones de trabajo y poner fin a la etapa de Rubiales y el exseleccionador Jorge Vilda al frente del organismo. Sin embargo, las mundialistas todavía guardan silencio.
La convocatoria es la siguiente: como porteras, Misa, Cata Coll y Enith Salon; defensas: Irene Paredes, Laia Aleixandri, María Méndez, Oihane Hernández, Olga Carmona, Ona Batlle, Mapi León; centrocampistas: Aitana Bonmatí, Alexia Putellas, Patri Guijarro, María Pérez, Tere Abelleira, Rosa Márquez; delanteras: Athenea del Castillo, Esther González, Eva Navarro, Mariona Caldentey, Inma Gabarro, Amaiur Sarriegi y Lucía García.
La confección de la lista se enmarcaba en una crisis latente desde la renuncia de 15 jugadoras en septiembre de 2022 y acentuada tras el beso que le plantó el ya expresidente Rubiales a Jenni Hermoso en plenas celebraciones por el título mundial en Sídney. Pocas horas después de ganar el Mundial, las jugadoras empezaron un plante que se ha prolongado hasta ahora. Y la RFEF respondió hoy con un nuevo comunicado en el que insiste en “el compromiso público adquirido por la nueva dirección de la institución que dirige el fútbol en España”, ahora en manos del presidente interino, Pedro Rocha, delfín del dimitido Rubiales. La convocatoria de Tomé refuerza este acercamiento de posiciones entre las dos partes, a pesar de que las futbolistas no se habían pronunciado antes de esa conferencia de prensa.
En una nota que han trasladado también a las jugadoras, la federación quiso este mediodía “expresar con claridad, y sin interpretaciones internas o externas, los ejes estratégicos en esta nueva etapa de la federación que tanto el fútbol como la sociedad demandan”. Son conscientes, dicen, “de la necesidad de realizar cambios estructurales”, como las futbolistas exigen. Algo que, apuntan, Rocha ya ha comenzado a materializar en las últimas fechas y les ha llevado a tomar “decisiones difíciles en los últimos días” porque tienen la convicción de que es “necesaria una renovación”. Por ello, añade el comunicado, “se insta a las jugadoras a sumarse a este cambio liderado por la Federación, entendiendo que las transformaciones que deben continuar deben ser sólidas y justas”.
La federación, a través de la nueva interlocutora encargada de retomar las conversaciones, Loli Martínez Madrona, árbitra y delegada de Protección de la Violencia Sexual en la RFEF, había dado un ultimátum a las jugadoras este pasado fin de semana. Debían dar una respuesta antes de que terminara el domingo. Pero el reloj dio las 12 de la noche y en Las Rozas todavía no tenían noticias de las futbolistas. Las jugadoras se fueron a la cama sin haber llegado a un acuerdo. Y se emplazaron a seguir conversando durante la mañana de este lunes, hasta llegar a un supuesto acuerdo para regresar a la lista de convocadas por España.
Sobre la mesa contaban con una propuesta que la federación entendía como más que razonable. Y que ellas recibieron de buen grado, aunque les faltaban concreción y garantías. “El domingo llegaron a un acuerdo sobre qué hacer en todos los departamentos que se vieron involucrados en la gestión del caso de Jenni Hermoso. Pactaron de palabra que va a haber cambios y cuáles van a ser esos cambios, pero quieren garantías de que será así. Las han engañado muchas veces antes”, señalan fuentes del entorno de las campeonas del mundo. Las jugadoras no querían dar un paso en falso. Por eso pedían que ese acuerdo quedara por escrito. Asumen que las destituciones y nuevos nombramientos no se pueden hacer de la noche a la mañana, pero quieren tener la seguridad de que no las están embaucando, como ocurrió en su día cuando se resolvió la crisis de las 15 sin un compromiso firme de cambio. Se las presionó con la cercanía de la Copa del Mundo y resultó. “Pero para ellas el Mundial fue solo un paréntesis. Ahora, están todavía más unidas que entonces, a pesar de que algunos están intentando romper esa unidad. Las 39 que se han quedado van a una”, afirman las mismas fuentes. Sabían que era su momento y no querían desaprovecharlo.
Además de asumir ese primer punto de los cinco que exigían las jugadoras de la selección, la remodelación “del organigrama del fútbol femenino”, que debería contar, además de con una seleccionadora, que seguirá siendo Montse Tomé, con una dirección deportiva y una persona responsable de las categorías inferiores, a imagen y semejanza de las estructuras de la selección masculina, la federación trataba de resolver el resto de cuestiones, algo más complejas. Las jugadoras pedían una reestructuración profunda y, por ahora, solo ha salido el seleccionador Jorge Vilda, además del presidente, obligado a dimitir por la presión social y política.
Depurar responsabilidades
En el comunicado emitido por las futbolistas el pasado viernes, estas apuntaban en cinco puntos a una serie de personas y cargos de la RFEF, exigían una limpia. En los despachos de Las Rozas asumen que algunas de esas demandas responden a lo sucedido en el último mes, a cómo se comportaron y se movieron algunas de las personas más cercanas al ya expresidente Luis Rubiales. Por ejemplo, Rubén Riveira, director de marketing, y Albert Luque, director deportivo de la selección española, amigo y mano derecha de Rubiales. Riviera y Luque viajaron a Ibiza a finales de agosto para presionar a Hermoso y otras jugadoras para que apoyaran la versión del todavía entonces presidente. Entienden los federativos que las jugadoras exijan depurar responsabilidades en ese sentido. Sin embargo, ellas apuntan muchos otros nombres, conocidos en la casa, a pesar de no haber dado públicamente sus nombres y apellidos, y no en todos esos casos se ha argumentado por qué los quieren fuera, explican desde Las Rozas. Ellas, sin embargo, consideran que todos esos cargos identificados estuvieron implicados de alguna u otra manera en la gestión del caso Rubiales y el beso no consentido a Jenni Hermoso: en los comunicados publicados, las presiones a la jugadora, sus familiares y sus compañeras, en el descrédito a la futbolista madrileña y su desprotección ante un caso de abuso de poder. Ahí entran otros nombres propios: Andreu Camps, secretario general, o Pablo García Cuervo, director de comunicación, que ya quedaron muy debilitados a ojos de las futbolistas tras la gestión en la crisis de las 15, por su dureza con aquellas a quienes en su día se llamó rebeldes y se tachó de “niñatas”.
Por eso, porque algunos se creen víctimas de un ajuste de cuentas, la federación les ha pedido a las jugadoras que identifiquen a esas personas a las que señalan y que justifiquen sus acusaciones, de tal manera que se pueda abrir un expediente disciplinario para comprobar dichas acusaciones y tratar de resolver el problema. “No se puede echar a un puñado de gente sin saber antes exactamente qué ha pasado”, señalan fuentes federativas. Mientras tanto, la RFEF se ha comprometido, de entrada, a que no aparezca ninguna de esas personas por las concentraciones de la selección femenina, la primera, inminente, ante la celebración del partido de la Nations League contra Suecia el próximo viernes.
En el comunicado emitido este lunes, que es el mismo que se ha trasladado a las futbolistas, la federación concluye: “Garantizamos un entorno seguro a las jugadoras y apostamos por un clima de confianza mutua para que podamos trabajar juntos y logremos que el fútbol femenino siga progresando con mucha más fuerza. Debemos comenzar a lucir la estrella que con tanto esfuerzo las internacionales han conseguido”. Es así, con esas palabras de concordia y con un compromiso público de cambio, como la federación ha intentado resolver la crisis desatada por el caso Rubiales. De momento, las campeonas vuelven a vestir la camiseta de España.
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