La sombra de José Luis Ábalos durante sus cuatro años como secretario de organización del PSOE y tres años como ministro de Fomento estuvo muy lejos de ser el prototipo de un asesor discreto. Koldo García Izaguirre ha transgredido las normas populares en política con su perfil rudo y generalmente reservado. Su tamaño y aspecto característico se convirtieron en una ventaja para ubicar al diputado valenciano durante su etapa de esplendor en Ferraz y La Moncloa. Dondequiera que estuviera Koldo, como simplemente le llamaban, en la sede del PSOE, en el patio del Congreso, en actos del partido o en el gigantesco Ministerio de Transportes, allí también estaba Ábalos. Y viceversa. Si Ábalos comía, ya fuera con otros políticos o periodistas, Koldo lo hacía en una mesa vecina. Y si la logística no lo permitía, los presentes sabían que estaba a sólo unos metros de distancia.
Su detención por la Guardia Civil por presunta corrupción en la compra de mascarillas durante la pandemia dejó al PSOE en estado de shock choque. Y esto desencadenó automáticamente las especulaciones sobre los motivos del despido de Ábalos en el marco de la reforma de Gobierno que Pedro Sánchez llevó a cabo por sorpresa en julio de 2021. “Por supuesto que no”, tuvo que responder el presidente durante su visita exprés a Rabat sobre los motivos de su destitución. el despido. de su ex número dos en el Consejo de Ministros tras la detención del navarro por el presunto cobro de sobornos en la compra de mascarillas. También fue detenida su esposa, Patricia Úriz, quien trabajó como secretaria en el Ministerio de Fomento durante el periodo de Ábalos.
La singular presencia de Koldo García siempre ha generado cierta polémica en el seno del PSOE. Hubo quienes lo encontraron aburrido y consideraron que era contraproducente para la imagen institucional de un partido gobernante. Pero se ganó toda la confianza de Ábalos. La relación empezó a gestarse durante los meses del proceso de primarias en el que Sánchez fue reelegido secretario general de los socialistas gracias al apoyo mayoritario del activismo. Koldo, que había sido concejal del municipio navarro de Huarte (7.000 habitantes), se sumó como voluntario más. El secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, declaró el jueves a su llegada al Congreso: «Le conozco porque vivió en Navarra y colaboró con nosotros en Navarra».
Sánchez volvió a Ferraz y Ábalos abrió las puertas de Koldo. Comenzó como una especie de chófer y guardaespaldas, trabajo que había desempeñado, incluso gratis, con dirigentes socialistas y de otros partidos en el País Vasco y Navarra durante los difíciles años del terrorismo. ETA, recuerdan fuentes socialistas tras su nombramiento la noche vigilante- y acabó convirtiéndose en «el experto en todos los oficios» y en el número dos del ministro del PSOE. En su abnegación, incluso asumió la responsabilidad de tareas más mundanas, como el cuidado doméstico. “Iba a todas partes con Ábalos aunque se quedara dos pasos atrás. No era especialmente abierto… En definitiva, era un personaje extraño”, recuerda un secretario de organización territorial del PSOE que subraya que Koldo “no entraba a las reuniones”.
El gran salto se produjo con la llegada del PSOE al gobierno y de Ábalos al ministerio que dirigió desde junio de 2018 hasta julio de 2021. Koldo prosperó hasta el punto de ser nombrado director de Renfe Mercancías al inicio del último mandato. Una de las primeras decisiones que tomó Raquel Sánchez como nueva ministra de Transportes -a finales del año pasado fue nombrada presidenta de Paradores- en sustitución de Ábalos fue el despido de Koldo.
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Al escándalo provocado por su detención hay que sumar otras polémicas, como su papel en el Caso Delcy Rodríguez, la reunión que Ábalos mantuvo en el aeropuerto de Madrid-Barajas con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, a principios de 2020. El Tribunal Supremo archivó la investigación en noviembre del mismo año. En junio de 2021, el concejal de Ábalos desfiguró con muy malas maneras al alcalde de León, José Antonio Diez, del PSOE, criticando al ministro y al secretario de organización de infraestructuras a la espera del ministerio en la ciudad. Ferraz tuvo que disculparse.
La noticia de la detención de Koldo García paralizó al PSOE. El chat de los diputados socialistas no se pronunció sobre la alerta que habían recibido en sus móviles, mientras en la intimidad se difundían las señales de alarma. Todos miraron a Ábalos, que en ese momento se encontraba en su lugar. Al final del pleno se declaró “aturdido”.
“Cualquiera que sea el rumbo jurídico de este caso, cualquier intento de enriquecerse mediante el cobro de comisiones de una tragedia como la pandemia, como hemos visto que ha ocurrido en otras instancias y autonomías, tiene toda mi desaprobación y toda mi culpa. del Gobierno español”, ha subrayado el presidente del Gobierno durante su viaje a Marruecos. Mucho antes, en junio de 2014, mientras estaba inmerso en las primarias para proclamarse por primera vez secretario general del PSOE, Sánchez se reunió con Koldo García en Pamplona. Lo definió como «el último aizkolari — cortador de troncos — socialista” y “un titán contra los desalojos”. Diez años después, su detención provocó un nuevo terremoto entre los socialistas, una semana ya fatídica tras el desastre de las elecciones gallegas.
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