La Guardia Civil intervino un ejemplar de lince africano (caracal) en la ciudad de Marbella (Málaga), según ha informado este viernes el instituto armado. La primera vez que supimos hablar de este animal fue a principios de 2023, después de que un vecino nos alertara de la presencia de un lince en el jardín de una casa en Marbella. A su llegada, agentes especialistas en protección de la naturaleza comprobaron que se trataba de un ejemplar de caracal, especie en peligro de extinción según la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). El animal, de 20 kilos y potencialmente peligroso, se había escapado de otra casa situada a unos veinte kilómetros de distancia.
Posteriormente, los Guardias Civiles localizaron al propietario y descubrieron que el animal había sido adquirido y transportado irregularmente por vía aérea en 2022 desde Moscú, declarado de entrada en nuestro país como gato doméstico. Esto llevó a su reciente incautación y traslado a un centro de animales. Según informó la Guardia Civil, al no poder demostrar su procedencia legal por falta de un número de permiso de importación del acuerdo CITES, los agentes interpusieron una denuncia administrativa por presunta infracción de la ley de represión del contrabando de acuerdo con el mencionado acuerdo y remitido a la Dirección Provincial de Aduanas e Impuestos Especiales de Málaga.
De nombre ‘Jakar’ y de alrededor de dos años, el felino fue trasladado el pasado mes de febrero al centro de rescate de animales AAP Primadomus de Alicante, donde se encuentra actualmente. Según este centro, el caracal es un animal que vive en las sabanas y semidesiertos del norte de África, África subsahariana y Asia occidental. Son capaces de matar presas que duplican o incluso triplican su tamaño. “Lamentablemente, y por sorprendente que parezca, no es el primero que llega al centro de la AAP rescatado en España”, dicen de esta institución.
«El mercado de animales exóticos y la variedad de especies en cuestión sigue creciendo, impulsado por las facilidades que ofrecen el comercio electrónico y las redes sociales a la hora de adquirir animales, a menudo de forma impulsiva, siguiendo modas y tendencias creadas y alimentadas por las propias redes. ”, señalan en AAP.
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