Parque Nacional Corcovado: cómo conservar una joya natural en medio del turismo en Costa Rica

https://lp-cms-production.imgix.net/2019-06/GettyImages-148307923_full.jpg

La grandiosidad del Parque Nacional Corcovado, un santuario de biodiversidad de importancia mundial, se encuentra en un frágil equilibrio entre su protección y el turismo. Situado en la aislada península de Osa, al suroeste de Costa Rica, este parque contiene la mayor área de bosque tropical primario en la costa pacífica de América Central y abarca un 2,5% de la biodiversidad mundial en solo 424 kilómetros cuadrados.

Desde su fundación en 1975, Corcovado ha sido testigo de una notable recuperación ecológica. La creación del parque detuvo la tala ilegal, la caza furtiva y la minería clandestina, permitiendo la regeneración de áreas deforestadas y consolidando la supervivencia de especies emblemáticas, como el tapir de Baird y el águila arpía. Entre 1987 y 2017, el dosel arbóreo de la península aumentó un 11%, un contraste significativo con la disminución de bosques primarios en otras regiones de Centro y Sudamérica.

Turismo regulado y conservación estricta

El ecoturismo llegó como consecuencia natural de la protección del parque, posicionando a Corcovado como el décimo parque nacional más visitado del país, con aproximadamente 50.000 visitantes anuales. Sin embargo, el acceso sigue siendo controlado: solo tres senderos son de uso público y requieren guía autorizada, lo que ha permitido mantener la mayor parte del parque prácticamente intacta. La estación de guardabosques La Sirena es la más concurrida, mientras que las rutas de La Leona y Los Patos ofrecen experiencias más aisladas, ideales para quienes buscan una inmersión profunda en la selva.

El Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) monitoriza estas acciones a través de un pequeño grupo de guardabosques que aseguran el respeto a las regulaciones, cuidando la integridad del bosque y la protección de los visitantes.

Presiones recientes y riesgos a largo plazo

Aunque se han hecho esfuerzos, las recientes políticas y proyectos están causando inquietud. La cantidad diaria permitida en el sendero La Sirena aumentó recientemente de 120 a 240 personas, sin haberse realizado estudios de impacto ambiental previamente. Además, se está debatiendo sobre proyectos de infraestructura que podrían modificar considerablemente la región, tales como la construcción de una carretera asfaltada, la inauguración de un aeropuerto internacional y la edificación de hoteles de cadenas globales.

Expertos locales alertan sobre los riesgos de un modelo de turismo masivo. La bióloga Ifigenia Garita Canet advierte que decisiones de este tipo pueden comprometer la sostenibilidad del parque, afectando a especies vulnerables y alterando el equilibrio ecológico que ha tardado décadas en consolidarse.

Proyectos locales y preservación comunitaria

Entidades como la Fundación Corcovado y Conservación Osa se esfuerzan en reducir estos peligros a través de iniciativas para restaurar hábitats, educación en ambientalismo y turismo basado en la comunidad. Desde el año 2001, la Fundación ha llevado a cabo más de 100 iniciativas, tales como la protección de tortugas marinas, la reconstrucción de estaciones para guardabosques y programas educativos en colegios locales. Tales esfuerzos han facilitado que especies como jaguares, tapires y pecaríes barbiblancos se muevan con seguridad hacia áreas vecinas, fomentando la conectividad ecológica de la zona.

Un entorno excepcional bajo supervisión

El Parque Nacional Corcovado no es solo un refugio de especies; es un ecosistema complejo en el que cada árbol, animal e insecto cumple un rol vital. Guías y guardabosques destacan la importancia de proteger árboles antiguos y de preservar la estructura natural del bosque, cuya red ecológica ha evolucionado durante miles de años.

El mensaje de conservación es claro: el desarrollo económico y el turismo pueden coexistir con la protección del medio ambiente, pero solo mediante planificación cuidadosa y compromiso local. La preservación de Corcovado es un testimonio de cómo la acción humana puede regenerar y proteger ecosistemas únicos, asegurando que este tesoro natural continúe siendo un legado para las próximas generaciones.

Por Azanías Pelayo

Artículos similares