Tensión política en Euskadi: ¿Un punto de no retorno?

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La relación entre el PNV y el PSOE atraviesa uno de los momentos más tensos desde que comenzaron a cogobernar en Euskadi hace ya nueve años. El secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, ha expresado públicamente sus dudas sobre el compromiso del partido liderado por Aitor Esteban para mantener el pacto de gobierno. Estas declaraciones han intensificado el clima de desconfianza entre ambas formaciones, que ya venían enfrentándose a desacuerdos en temas clave como la política migratoria, el decreto sobre universidades privadas y el proyecto de la conexión ferroviaria de la Y vasca.

En un discurso reciente, Andueza mencionó: «No estoy seguro de si tienen el deseo de continuar gobernando con nosotros o no, ya que hay incertidumbres y desconfianza». Estas declaraciones se han interpretado como una contestación directa a las «provocaciones» que el líder socialista, según los nacionalistas, ha realizado. El descontento entre ambos grupos se evidenció tras las palabras del lehendakari, Imanol Pradales, quien insinuó la necesidad de gestionar la llegada de inmigrantes de acuerdo con las demandas económicas de Euskadi. Esta postura fue fuertemente criticada por la delegada del Gobierno, Marisol Garmendia, quien también expresó su desacuerdo con la negativa del PNV a la construcción de un centro para 350 refugiados en el barrio de Arana, en Vitoria.

Las diferencias entre los aliados gubernamentales se han intensificado en semanas recientes. Eneko Andueza, quien decidió no tomar el puesto de vicelehendakari para conservar una voz autónoma como dirigente del PSE-EE, ha manifestado claramente su rechazo a permanecer callado frente a las divergencias. Esto se evidenció el pasado 14 de abril, cuando criticó abiertamente al lehendakari por respaldar la conexión ferroviaria con Pamplona a través de Ezkio-Itxaso, en Guipúzcoa. Desde ese momento, los desacuerdos han aumentado.

Uno de los asuntos más controvertidos ha sido el decreto relativo a universidades privadas promovido por el Gobierno central, que fue cuestionado por el gobierno vasco sin consultar previamente a los consejeros socialistas. Por otro lado, la estrategia migratoria y el gran centro para refugiados en Vitoria se han transformado en áreas de enfrentamiento constante entre ambas partes. Aunque los socialistas apoyan estos planes por considerarlos esenciales para la cohesión social y económica de Euskadi, el PNV ha manifestado reservas que, de acuerdo con Andueza, evidencian una falta de compromiso con el acuerdo de gobernabilidad.

En una entrevista reciente, Andueza expresó críticas hacia la representante del Ejecutivo vasco, María Ubarretxena. Después de una junta del consejo gubernamental, Ubarretxena admitió que se había discutido sobre inmigración, pero no especificó qué posturas habían adoptado los consejeros del PSOE. Para el dirigente socialista, este tipo de faltas de información representa otro ejemplo de la deslealtad que observa en su aliado de gobierno.

Por su parte, la dirección del PNV ha rechazado las acusaciones de Andueza, asegurando que no cuestionan la coalición de gobierno. En cambio, señalan que ha sido el líder socialista quien ha utilizado términos como «deslealtad» y «desconfianza». A pesar de ello, desde el partido nacionalista insisten en que su compromiso con la estabilidad institucional sigue siendo firme.

La incertidumbre sobre el futuro del pacto de gobierno se produce en un contexto político complejo, con elecciones autonómicas en el horizonte y desafíos cruciales para Euskadi, como la recuperación económica, la gestión de la inmigración y la consolidación de proyectos estratégicos como el TAV. A medida que las tensiones aumentan, la pregunta que muchos se hacen es si el PNV y el PSOE lograrán superar sus diferencias o si, por el contrario, esta crisis marcará el fin de su colaboración en el gobierno vasco.

By Azanías Pelayo

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