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    El gobierno negocia los presupuestos contra el tiempo | Economía

    Azanías Pelayo

    PorAzanías Pelayo

    Mar 8, 2024

    El gobierno de Pedro Sánchez está jugando una partida de ajedrez simultánea. Así se conocen aquellos campeonatos en los que un jugador disputa varios partidos a la vez con distintos rivales. La diferencia es que estas reuniones, generalmente de exhibición, se desarrollan sin cronómetro y que el Ejecutivo mantiene el cronómetro para intentar presentar lo más rápido posible el presupuesto del Estado para 2024, una vez encarrilado el movimiento de amnistía. En este juego de damas, reyes y peones, el Ejecutivo apenas dispone de cuatro o cinco semanas para llegar a un acuerdo sobre las cuentas públicas con los partidos que apoyaron la candidatura, porque si no lo hace se iniciará otra competición.

    El pasado miércoles, algunos miembros del Ejecutivo estimaron que tras el acuerdo con los independentistas sobre la ley de amnistía el camino estaba despejado para las Cuentas de 2024 y que el proyecto legal que contiene los gastos e ingresos del Estado no tardaría, pero el Ministerio El Ministerio de Finanzas se apresuró a calmar las expectativas. «No será inminente, pero sí lo antes posible», subrayan desde el departamento que dirige la vicepresidenta primera, María Jesús Montero. Hacienda lanza un mensaje de cautela, excluyendo que el proyecto legal vea la luz durante el Consejo de Ministros extraordinario que se celebrará este viernes o martes.

    Antes de comparecer ante la Comisión de Hacienda del Senado la mañana de este jueves, la propia Montero admitió: “Todo en su tiempo. Estamos discutiendo con los grupos para que haya nuevas cuentas para el año 2024, lo que creo que es una forma magnífica de ejercer nuestras competencias en materia de política económica. Entonces continuamos hablando con ellos. Cuando haya acuerdos los comentaremos rápidamente. Insistió en que el compromiso del Gobierno era presentar el proyecto de presupuesto y sacarlo adelante, pero no dio detalles sobre el cronograma. “Lo más pronto posible”, dijo.

    «Será cuestión de semanas y no de días», admiten fuentes gubernamentales, que explican que las negociaciones sobre la amnistía y el presupuesto han seguido caminos paralelos, pero no coincidentes. Y, por supuesto, subraya el ministerio, no están vinculados. «Los presupuestos se están negociando ahora, antes incluso de que haya habido conversaciones previas», subrayan las mismas fuentes, que reconocen que las cuentas no se presentarán si no se ha alcanzado un acuerdo «mínimo» que no se ha encontrado antes. Esta cautela está ligada a la posición distante que los partidos catalanes expresan públicamente.

    Junts y ERC reclaman mejoras para que Cataluña tenga una financiación única, diferenciada del sistema de régimen común que opera en el resto de territorios, a excepción del País Vasco y Navarra, que tienen la cuota y el acuerdo. Los independentistas también pidieron al Govern que la ejecución presupuestaria de las inversiones se acerque a lo reflejado en las cuentas públicas y que éstas, a su vez, cumplan con el Estatuto de Cataluña, que reconoce una inversión pública equiparable al peso de esta comunidad. . “El acuerdo es difícil en todos los ámbitos”, insisten fuentes gubernamentales.

    El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, también se pronunció este jueves sobre el procedimiento, poco antes de que la Comisión de Justicia diera luz verde a las modificaciones a la ley de amnistía. Afirmó que hay una «deseo inequívoca» por parte de todos los grupos parlamentarios de avanzar en los presupuestos, pero aclaró que no están ni «acordados» ni «cerrados».

    Calendario

    Además, el tiempo corre. Las cuentas estatales de 2024 deberían haber sido aprobadas hace dos meses para poder ejecutarse desde principios de año, pero el calendario electoral del año pasado trastocó todos los planes y obligó al Ejecutivo a prorrogar las de 2023 hasta que estén listas las de este año. y atado.ano. Las reticencias de Junts, que mantuvo una fría distancia con el gobierno hasta conseguir una ley de amnistía que atendiera sus demandas, y el parón parlamentario por las elecciones gallegas retrasaron el proceso.

    Hacienda tiene definidas las grandes líneas del Presupuesto desde hace semanas. Sabe cuánto gastará en pensiones, cuánto en salarios e intereses de los funcionarios, prevé aumentar las asignaciones para vivienda y juventud y se ha reservado el dinero para transferirlo a comunidades y municipios para su financiación. Con estas líneas ya se han comprometido casi las tres cuartas partes de los recursos previstos para este año, pero queda completar el proceso para convencer a los partidos que apoyan al Gobierno, que no son pocos, y el margen no es amplio porque debe reducir el déficit en unos 11.000 millones.

    El Ejecutivo quiere ahora acelerar al máximo porque estima que sólo le quedan cuatro o cinco semanas para concluir las negociaciones. El tiempo está en su contra, como la aritmética contra las Cortes. El trámite parlamentario suele durar unos tres meses y, en esta ocasión, el PP amenaza con retrasar el proceso en el Senado, donde goza de mayoría. Esto situará la aprobación definitiva de las cuentas a finales de junio o principios de julio.

    Los responsables de Hacienda saben que si después de Semana Santa no llegan a un acuerdo con los partidos que apoyaron la inauguración de los presupuestos, probablemente tendrán que abandonar las cuentas de 2024 porque ya no tendría sentido aprobar un proyecto sólo para cuatro o cinco meses. . Y luego habrá que empezar a centrarse en los de 2025, cuya tramitación comienza este verano.

    La liturgia presupuestaria prevé que en el primer semestre de cada año el Consejo de Ministros fije los objetivos de deuda y déficit, así como el techo de gasto estatal. Este trámite se considera el pistoletazo de salida para empezar a preparar las cuentas. El plazo para la elaboración y registro del proyecto de presupuesto en las Cortes llega poco después, el 30 de septiembre, tal y como prevé la Constitución -es decir, «al menos tres meses antes del vencimiento de los del año anterior»-, plazo que en los últimos años se ha vuelto vaga.

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