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    214.000 personas no pueden beber del grifo por culpa de los nitratos: “Entregamos agua en camión dos veces por semana” | Clima y medio ambiente

    Azanías Pelayo

    PorAzanías Pelayo

    Mar 7, 2024

    “Hace unos 14 meses que no bebemos agua del grifo”, ​​explica por teléfono Miguel Ángel Pérez, alcalde de Humilladero, un pueblo malagueño de unos 3.300 habitantes con cuatro granjas de cerdos y una fábrica de petróleo. “El Ayuntamiento compra camiones cisterna que reparte todos los lunes y jueves, primero a panaderías, bares y restaurantes y luego a los vecinos, que vienen a llenar sus garrafas gratis”, prosigue. Como ellos, unas 214.000 personas ya no pueden consumir agua debido a la contaminación por nitratos de origen agrícola y animal, según un informe de Ecologistas en Acción -basado en datos de los Ministerios de Sanidad y de Transición Ecológica- presentado este jueves. Además, más de un tercio de las aguas subterráneas del país ya se encuentran gravemente afectadas por este contaminante.

    La ley estatal considera el agua no apta para el consumo humano cuando excede los 50 miligramos por litro (mg/l). Según los últimos datos disponibles –los de 2022, publicados por Sanidad el pasado mes de enero–, al menos 171 municipios de toda España superan esta cifra. A partir de este listado, Ecologistas en Acción ha calculado la población afectada, aunque la cifra seguramente será mayor porque sólo tiene en cuenta a los empadronados, y no a los que están de vacaciones o haciendo uso de determinadas instalaciones. La mayoría de las ciudades están situadas en la España desierta -Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón, Andalucía-, donde también hay generalmente macroexplotaciones y, sobre todo, grandes explotaciones agrícolas intensivas.

    Dos vecinos de Humilladero cargan garrafones de agua potable en su auto este jueves. García-Santos

    Es el caso de Humilladero, un pueblo de casas bajas, blancas, de uno o dos pisos de altura, atravesado por una carretera, rodeado de olivos y situado en la zona norte de Málaga, la menos poblada. «La contaminación del agua puede deberse a los purines, pero también a las aguas residuales de la fábrica de aceite que, antes, cuando no había muchos controles, se tiraban a los campos porque se decía que «servían como abono», explica el concejal de Málaga. “El principal problema que tenemos es que debido a la sequía, el nivel freático de los pozos ha bajado mucho, por lo que los nitratos se han concentrado en una menor cantidad de agua, haciendo que se disparen sus niveles de concentración. Es como echar tres sobres de azúcar de una vez en un café pequeño”, continúa Pérez.

    El resultado es que los nitratos superan los 100 mg/l, más del doble de la cantidad permitida, por lo que la reserva no se puede utilizar para beber ni para cocinar, aunque sí para lavar. Este jueves, los vecinos hicieron fila frente a la cisterna con sus garrafones para recoger agua potable. El Ayuntamiento gasta alrededor de 85.000 euros al año en este servicio, una suma enorme para un municipio pequeño.

    Koldo Hernández, autor del informe de la organización ecologista, explica a EL PAÍS: «Es muy probable que en un caso como el de Humilladero la contaminación de los acuíferos se deba a macrofincas y fertilizantes agrícolas, pero es muy difícil de demostrar». contaminación difusa. Las instalaciones pueden incluso cumplir con la normativa. Y la sequía siempre provoca un aumento de la concentración de contaminantes en las aguas subterráneas”.

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    Según el documento presentado el jueves, la contaminación del agua por nitratos tiene su origen en el uso masivo de fertilizantes nitrogenados en la agricultura intensiva de regadío, así como en las macroexplotaciones ganaderas intensivas. “A medida que ambas actividades económicas sigan creciendo en nuestro país, es previsible que esta contaminación también siga el mismo ritmo, lo que dañará los acuíferos y las aguas superficiales, en muchos casos de forma casi irreversible, y constituirá un grave riesgo para la salud humana”. enfatizan.

    Varios vecinos llenan cántaros de agua este jueves en Humilladero. García-Santos

    El trabajo también analiza el estado de otras aguas -no sólo las destinadas al consumo humano- a partir de los datos solicitados al Ministerio de Transición Ecológica y referidos a 2022: el 37% de las aguas subterráneas supera la contaminación autorizada por nitratos (en este caso, 37 mg). /l) y lo mismo ocurre con el 11% del agua superficial (cuyo límite es 25 mg/l). “El gobierno modificó los límites por decreto en 2022, pero no entendemos por qué mantiene 50 mg/l para consumo humano. Un informe reciente de Dinamarca fija el límite de protección en 4 mg/l. Los efectos pueden ser dolores de cabeza, mareos, fatiga, vómitos, malformaciones congénitas y prevalencia de cáncer colorrectal”, resalta Hernández.

    Intensificar los controles

    La ONG ecologista pide intensificar los controles en el suministro de agua para detectar cualquier incumplimiento en materia de nitratos. “En el 60% de las ciudades no se realizan controles suficientes. Hay una grave falta de análisis del agua destinada al consumo humano”, afirma el autor del informe. Por este motivo, es necesario reducir el uso de fertilizantes nitrogenados al menos en un 20%, como se indica en la estrategia. De la granja a la mesa, de la Unión Europea – y limitar la expansión de las macrogranjas, impidiendo la apertura de nuevas instalaciones. «Estas dos actividades causan daños medioambientales muy importantes, en muchos casos irreversibles», subraya el documento.

    Llenado de garrafas de agua potable este jueves en Humilladero (Málaga). García-Santos

    Además, la organización exige que las causas económicas de la contaminación (ganadería y agricultura intensivas) paguen los costes adicionales de depuración del agua, necesarios por sus acciones contaminantes. “Cualquier actividad humana, aunque parezca idílica, tiene efectos en el medio ambiente, lo que repercute en la salud humana”, resume Hernández.

    De vuelta en Málaga, Miguel Ángel Pérez implora: “Damos por sentado que por ahora tendríamos que seguir alquilando camiones cisterna. Esperemos que llueva lo antes posible, que el nivel de los pozos suba y que los nitratos se disuelvan para poder volver a beber agua del grifo.» Mientras tanto, los vecinos esperan resignados su turno delante del camión todos los lunes y jueves.

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